Araw, El Señor de los Dragones.

~· Lugar de Procedencia : Eä
~· Nombre: Araw
~·Edad : Desconocida
~· Apodos : El Señor de los Dragones, El Cazador, Domador de bestias, El Desobediente Oscuro
~· Familiares : Su padre era un gran guerrero, pero su nombre se desconoce.
~· orientación sexual : ??
~· Gustos : Las bestias, los Urulóki (Lease la historia para saber que es Urulóki)
~· Hobbies : Domar
~· Miedos : Iluvatar
~· Odio : La tierra de los hombres.
~· trabajo : ninguno
~· Perfil Psicológico : Es serio, evita el trato con seres inferiores. Es brutal en su forma de asesinar, le gusta hacer sufrir a sus victimas, sin embargo, no cualquiera es digno de ser victima de Araw. Su desobediencia lo ha llevado a vivir en gran pena y durante siglos ha rondado por la tierra en busca de su salvación. Esto lo hace frío y calculador en sus movimientos, prefiere trabajar sólo, pero sabe que no es todo poderoso. Conoce perfectamente sus debilidades, pero también se ha encargado de aprovecharlas al máximo.


Iluvatar era grande y poderoso, era el señor de todo, el creador.
Tenía uno favorito, no dudó en darle poder, pero a él lo quería para una tarea especial, era un gran guerrero llamado Araw, pero vio en el la bondad y vio en él amor... Esta es la historia del que ahora se conoce como El Señor de los Dragones.
Iluvatar dio gracia a su mejor guerrero, le dio el poder, le dio el talento de comunicarse y cuidar a las bestias como ningún otro. Iluvatar dio a él el poder para cuidar, para amansar cada bestia, cada criatura de la creación. Sólo había una bestia que le era prohibida a Araw.
Pronto el que ahora es conocido como El Señor de los Dragones adquirió ese poder y fue reconocido como el favorito.
Cuidaba las bestias, cuidaba las aves y cada una de las criaturas de la creación de.
Iluvatar encontraba complacencia en ver trabajar a Araw, porque este lo hacía con tal dedicación, con tal entrega... Con tal amor, que cada bestia caía rendida a sus pies.
La tentación fue creciendo en Araw, quería poseer y amansar todas las criaturas de Iluvatar, incluso aquella que le era prohibida.


No se sabe en que parte del tiempo comenzó su relación con "La Reina de la Oscuridad" cuyo nombre no ha sido revelado aún. Pero lo que si se sabe con certeza, es que esta, comenzó a llenar la cabeza de Araw con pensamientos soberbios, comenzó a envenenar su mente, animándolo a ir por aquella bestia, la única que le era prohibida.


Araw decidió ir en busca de la bestia, subió hasta el último cielo.
Ahí estaba la bestia, enorme, majestuosa, poderosa, pero al mismo tiempo, hermosa.
La bestia al ver la presencia de Araw, reconociendo el gran poder que este tenía, se postró ante él. Araw no lo podía creer, la bestia divina postrada ante él sólo confirmó el gran poder que este poseía.

Iluvatar de inmediato notó la presencia de Araw. La furia de Iluvatar fue sobre él.
De inmediato el exilio fue para Araw. Condenado a vivir en la tierra de los hombres.


Araw ahora estaba desterrado y lo único que tenía consigo era Ancalagon su precioso Dragón (Urulóki como son llamadas estas bestias por Iluvatar).
La única forma que existe para que Araw pueda ascender a los cielos y tomar venganza es a través de Lugbúrz, una torre que debe de ser construida en Gorgoroth, Pero para que esto suceda debe de estar completa La Reina de la Oscuridad.
La mejor forma para que La Reina pudiera estar en la tierra de los hombres, es a través de su hijo, quien está condenado a nacer generación tras generación. Su verdadero nombre es desconocido, pero cada vez lo llaman... El Nigromante.
Es aquí que comienza la incesable búsqueda del Nigromante, para poder tomar Gorgoroth, construir Lugbúrz y manchar su nombre con la sangre de Iluvatar, el creador.