Un duro entrenamiento

Me adentré en la obscura espesura del bosque, buscando un lugar donde poder entrenar tranquila. Encontré un pequeño claro donde habian cañas de bambú, sonreí incrédula. Justo lo que necesitaba. Dejé caer el paquete que llevaba a mi espalda y saqué el cuchillo de combate que escondía en mi bota. Me recogí el cabello y me descalcé.
Avancé velozmente entre las cañas,pero mis pies no tocaron el suelo, era lo suficiente rápida para saltar de caña en caña sin que se moviesen.

Me adentré en el bosque siguiendo el rastro de Danae. No era dificil, cuanto mas cerca estabamos el uno del otro, mas nos debilitábamos.
-Danae, Danae, me cuesta creer que seas capaz de romper tantas reglas y seguir viva. Ash te dará una buena lección cuando se entere...-Mi voz resonó entre los árboles.-Eres una cazadora, una asesina no puedes huir siempre de tu destino...
Recité los versos del código del cazador sabiendo que saldría antes de que los terminase. No permitiria que convocase a la diosa a un lugar plagado de Apólitas puesto que se seguá sintiendo una de ellos.

Somos la Oscuridad.
Somos las Sombras.
Somos los Dueños de la Noche.
Solo nosotros nos interponemos entre la humanidad y aquellos que quieren verla destruida.
Somos los Guardianes. Los Cuidadores sin Alma.
Nuestras almas nos fueran arrebatadas para que no alertáramos a los Daimons que perseguimos.
En el momento en que ellos nos ven venir, ya es demasiado tarde.
Los Daimons y Apólitas nos conocen.
Nos temen.
Somos la muerte para todos aquellos que acechan a los humanos.
Ni Humanos, ni Apólitas, nosotros existimos más allá del reino de los Vivos, más allá del reino de los Muertos.
Nosotros somos los Dark‑Hunters.
Y somos eternos.

Descendí del arbol en el que me había ocultado con cuidado de no hacer ningun ruido. Sentí la tierra fria bajo mis pies, como si fuese una parte mas de mi misma y se moiese onmigo para no hacer ruido.
Antes de que Si se diese cuenta ya estaba detrás suyo, con mi cucillo en su cuello.
-Cállate o me encargaré de que no vuelvas a hablar nunca. Y Ash nuca me hará nada, tiene prohibido acercarse a mi. Asíque dime que es lo quieres.

-Eso es lo que mas me intriga de ti. La diosa te odia, incluso mas de lo que me odia a mi. Pero nunca ha mandado al grandullón a darte una lección. De hecho nunca escuché hablar de ti, pero tienes la marca. Y mi fuerza disminuye cuando me acerco a ti.-Giro sin miedo al cuchillo que hay en mi cuello, y le sujeto el rostro entre mis manos.-No se que demonios eres ni que le hiciste a esa perra, pero mientras tu presencia consiga alterar a la diosa hasta el punto de mandar a matarte a escondidas de Ash, voy a cuidar de ti a cualquier precio.

Le doy un suave beso en los labios.
-Lo siento, pero era mi oportunidad de probarte. Lo cierto es que la diosa sabe escoger a sus mascotas.

Lo dejo libre y recojo mis cosas.
-Por tu bien espero que no venga nadie mas.

Salgo del bosque algo preocupada, tengo un mal presentimiento.

Me agacho y cojo una pequeña daga que ha caido de su bolsa. Observo como Danae se marcha pero no la llamo para devolvérsela, en vez de eso, la hago bailar entre mis dedos.
-Ese chico tiene mucha suerte de que te fijes en el pequeña...Mepregunto cuanto durará esa buena racha.